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Gestos que van al corazón

Los gestos con los que más me conmueven mis afectos suelen ser sencillos, pero no por eso menos efectivos en el arte de llegar directo al corazón. Muchas veces huelen a bizcochuelo recién horneado, a cursivas garabateadas sobre hojas que aún conservo o a melodías nucleadas en CDs que no fueron elegidas al azar. Si de recordar gestos se trata, yo no me olvido más de esa vez cuando mi cuñada, recién aterrizada de Australia, cayó a un partido de nuestros maridos con sus cuatro hijos a cuestas y una torta casera para que sopláramos juntas las velitas por mi cumpleaños. Tampoco me olvido de que esa misma cuñada vino a acompañarme en mi postparto con la torta casera (sabe que la amo...), húmeda y calentita, para pasar la tarde entre buenas charlas y tazas de té 💜 Los recuerdos muchas veces llevan la forma de visitas, de compañía y de torta, como le pasó a mamá con una amiga que, recién llegada de Buenos Aires a Chapadmalal, volvió a subirse al auto bajo la lluvia espesa de la costa para comprar los ingredientes que darían forma a una Chocotorta que celebrara el cumpleaños de mi vieja. Ni siquiera hace falta aclarar que el postre de chocolinas rezaba un "Feliz cumplea" (no había espacio para el resto de las letras...) o que la cocinera en verdad no sabe cocinar; al contrario, estos detalles no hacen más que confirmar que los gestos más especiales no tienen por qué ser rimbombantes ni costosos para dejar huellas indelebles en el corazón. ¿Y vos? ¿Qué gesto no olvidás y de parte de quién fue? Y te hago una pregunta más: ¿a quién te gustaría mimar? Esta semana, estaría bueno que nos detengamos un ratito a pensar a quién podríamos sorprender con un gesto del estilo y que llevemos a cabo la atención. Yo ya sé a quién voy a sorprender 🥰



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