¿Cuántas veces te compraste una nueva crema o shampoo para ver si iba bien con vos? ¿Cuántas veces la pifiaste? No sé a ustedes, pero a mí me enferma ver que malgasto miles de potes y potecitos que no me dieron resultado o que por algún motivo no usé. A veces es simplemente porque no me gusta su consistencia, textura u olor.
En cambio, hay miles de mujeres que darían lo que fuera por recibir una crema de manos o un shampoo. Sin ir más lejos, cuando fui a Cuba muchas mozas me ofrecían todos sus ahorros con tal de que les diera mi esmalte. Por suerte había viajado con mamá, que ya sabía del asunto y había llevado miles para regalarles.
En algunos estados de EEUU existen organizaciones a las cuales donar los productos de belleza que ya no usamos (por ejemplo, The Family Place, en Texas) o que, a veces, ni siquiera llegamos a abrir.
Aclaro: desde ya, los productos siempre tienen que estar en buenas condiciones. En general, no se aconseja donar aquellos que vienen en pote, porque al introducir nuestros dedos es poco higiénico compartirlos con los demás. Lo mismo pasa con la máscara de pestañas.
¿No sería buenísimo que en Argentina existiera lo misma iniciativa?
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