Oscar Wilde sería un gran tuitero, y eso nadie me lo discute. Sus aforismos son brillantes y se lucen en tazas, almohadones, imanes, etcétera, hasta la actualidad. El escritor irlandés dedicó su pluma a obras de teatro, poesía y cuentos cortos. Algunos son ideales para leerles a los chicos, como los que integran The Happy Prince and Other Tales, aunque también dejan tremendas enseñanzas para el corazón adulto. El retrato de Dorian Gray, su única novela, nació por encargo para una revista; dato de color de la jornada, y te dejo otro: ¿sabías que Wilde estuvo preso porque el padre de su amante lo demandó por homosexual? ¿Y sabías que mi profesora de Literatura Inglesa era tan, pero tan retrógrada, que nunca lo incluyó en la materia porque era gay? Sacrilegio puro. Esta novela, de claros ecos faustianos, es, en el fondo, un gran debate sobre la moral. El año pasado hice un curso superinteresante en la Sorbonne que, entre otros autores, exploraba al dandy irlandés. Repasamos algunos de los temas fundamentales de El retrato de Dorian Gray: la belleza, el narcisismo, el paso del tiempo, el hedonismo, el bien y el mal... Imposible condensarlos todos en aquella clase, y menos acá. Si no estás para leer la novela entera, te imploro que al menos chusmees su prólogo. Es una clase de estética, que empieza pum para arriba con esta aserción: "El artista es el creador de cosas bellas. Revelar el arte y ocultar al artista es la finalidad del arte". Aunque polémicas, y algunas sarcásticas, te dejo mis citas preferidas y te invito a que compartas las tuyas:
“La juventud sonríe sin motivo: es el más encantador de sus privilegios”.
“Las mujeres nos tratan exactamente del mismo modo que la humanidad trata a sus dioses. Nos adoran, pero siempre están pidiéndonos algo”."Los libros que el mundo llama inmorales son los libros que le muestran su propia vergüenza". "La diversidad de opiniones sobre una obra de arte indica que la obra es nueva, compleja y vital. Cuando los críticos difieren, el artista está de acuerdo consigo mismo".
